Para muchos los factores que mencionaremos a continuación
son los causantes de la pobreza. Pero la realidad es otra.
La pobreza
no es el resultado
de recursos naturales
escasos ni de un territorio
nacional reducido, ni tampoco de altos
niveles de analfabetismo, ni de falta de preparación técnica.
Tampoco es causa la presencia de
compañías multinacionales que venden leche en polvo, fórmulas de cola, o
gasolina a los mercados mundiales.
La miseria
de los pobres
no es provocada
por el hecho
de que algunas personas o
compañías son ricas,
ni porque la brecha entre ricos
y pobres se ensancha. La avaricia
y la especulación no son las culpables.
La pobreza no es el resultado de
que los gobiernos, tanto los locales como los
distantes, sean insensibles
a las realidades
de la pobreza
y no hayan hecho
la <planificación macroeconómica requerida»,
o iniciado los suficientes proyectos
de desarrollo, o
distribuido gigantescas sumas
de dinero.
La pobreza
no surge por
una muy desigual distribución de los recursos, que permite a
un puñado pequeño
de la población
mundial absorber una porción
leonesca de la
riqueza, ingreso, producción,
o lo que
fuera. No es porque
los países avanzados
consumen demasiado y
distribuyen muy poco.
No existe pobreza porque la deuda
externa e interna sea una pesada carga, que
hunde a las
aguerridas naciones, ni
por el déficit
de sus balanzas
de pagos. No existe
tampoco porque la
moneda local sea
débil, o fue «atacada», o
se devaluó. No
existe porque un
gobierno sea insolvente, ineficiente, ladrón, o cualquier
otro adjetivo.
Simplemente no
es cierto que
los países ricos consiguen precios
altos por sus productos
elaborados mientras que
los países pobres
tienen que conformarse con
precios bajos por sus materias primas, no sofisticadas.
Tampoco pudiera ser cierto que el
capitalismo es el villano, especialmente en
aquellos lugares donde
predominan sistemas premodernos
o socialistas.
Mejorar algunos de los anteriores
factores pueden aliviar la situación pero, en algunos casos, incluso la puede
empeorar.
La verdad es que la solución práctica
a la pobreza
no descansa con
empleadores paternalistas, sindicatos victoriosos,
financiamiento del gobierno,
redistribución de la tierra,
tecnología super-avanzada, educación
universal, elecciones democráticas supervisadas
por la Organización
de Naciones Unidas, políticos populistas,
la condonación de
la deuda, donaciones
del Banco Mundial, ni
con congresos internacionales.
No
tiene nada que
ver con sensibilidad ni
con generosidad. Ni con la lucha de
algunas personas por cualquier
cosa. No resulta
de conllevar graves
sacrificios financieros No depende de la pura suerte.
Las causas
de la pobreza
son otras. Existen
estructuras económicas que impiden
el progreso y
que perpetúan actitudes
empobrecedoras. Si no las
identificamos y las
corregimos, difícilmente podremos
crear prosperidad, sin importar
cuánto tiempo, recursos,
dinero, preocupación, lamentos
o sermones dediquemos a la solución de la pobreza.
Existe pobresa por falta de educación , mucha ignorancia
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